Se alquila planeta
Bueno amigos, os contaré lo que sucedió con la especie humana hace unos años, concretamente hacia 2012, cuando nos vimos obligados a buscar una solución rápida y “físicamente posible” ante el desastre.
Todos sabéis que nuestro ex planeta, La Tierra, lo pasó malamente mientras habitábamos en ella. Millones y millones de moléculas de dióxido de carbono viajaban cada día hacia la atmósfera y la capa de Ozono, la cual nos protegía del gran poder lumínico y calorífico de aquella gran estrella a la que llamábamos Sol, alrededor de la cual giraba nuestra “querida” Tierra. Otra dolencia terráquea era la sobreexplotación de los recursos naturales por nuestra parte, como los inmensos y densos bosques, los cuales talamos e hicimos de ellos explanadas tristes y desérticas; el agua potable, nuestra fuente más necesaria y desaprovechada durante años; y los animales, de los que nos alimentábamos entre otras cosas, los cuales terminamos por extinguir de la faz de la Tierra. Finalmente esta serie de acontecimientos trajeron consigo una reacción en cadena, que no pudimos evitar, tal como muchas organizaciones medioambientales y tribus indígenas habían advertido durante los años previos a la debacle, a la que llamamos en su día Apocalipsis.
Tras esto, pasaron unos 9 meses, sí, NUEVE meses…lo que tarda un chiquillo en nacer, para que se reunieran los mejores científicos, los políticos más importantes y otras personalidades mundiales que, en esos momentos, tenían las despensas abarrotadas, llenas de botellas de agua, y varias neveras llenas de productos refrigerados con la energía que, al “otro lado” del mundo, ya no existía, pues estuvimos todo ese tiempo sin luz, una medida estúpida que carecía de argumento y que ningún ser viviente comprendía, pues el daño ya estaba hecho, y esta decisión no cambiaría la frenética situación que se nos venía encima. Durante estos nueve meses se hicieron unos interminables estudios, que culminaron en una sorprendente e impensable solución.
“Wiiiiisziiisiwuikj wuwijshkkkwwwizzz”, no se asusten, esto es lo más que sonaba a través de unos modernos y nunca mencionados aparatos de la NASA, pues se logró contactar con extraterrestres de un extraño planeta. Estos insólitos seres, al parecer, sabían de largo nuestro problema y lo que desencadenaría, y quisieron ponerse en contacto con nosotros. Al principio las “negociaciones” fueron infructuosas, pues costaba comunicarse de manera fluida y constante. Tras unas semanas, los extraterrestres nos mandaron una fascinante mini nave, a modo de paloma mensajera, que guardaba consigo un mensaje traducido a nuestro idioma, para ahorrarnos las molestias y para que finalmente respondiéramos a su propuesta, la cual os contaré ahora mismo.
Estos alienígenas eran inteligentísimos, y eso lo puedo decir sin conocer su potencial mental y sus posibles súper poderes, ya que nos ofrecieron su planeta, como si se tratara de un piso, por un tiempo limitado durante 30 años, sabiendo perfectamente la capacidad destructora de nuestra especie. De esta manera e imponiendo otra serie de reglas ineludibles, nuestros representantes, en este caso, “espaciales”, decidieron aceptar la oferta, y marchar hacia lo desconocido, hacia un nuevo planeta, donde debíamos convivir en armonía con la extraña naturaleza allí existente, y acatar las normas que nos exigían. Pocos días después de firmar el contrato, aterrizaron en La Tierra unas 1000 naves que nos transportarían. Ya no se podía hablar de OVNIS, pues sabíamos de qué tipos de objetos se trataban, y quiénes los comandaban.
Hoy, día 10 de marzo de 2038, en este gélido lugar donde me encuentro, no puedo parar de pensar que será de mí, de mis descendientes y de mis compatriotas, pues calculo que nos quedan unos 4 años de alquiler, sí, 4 años para buscar un nuevo planeta donde vivir, así que ya saben, se busca piso para alquilar, digo… Planeta.
Saúl Corrales Herrera.
